martes, 11 de mayo de 2010

De patapalos, cojeras y daños colaterales


Momento en el que tu compañera de piso aparece con los pantalones a medio quitar pidiendo ayuda para quitárselos del todo porque no puede doblar la rodilla y se marcha cojeando y liberada bajo la posibilidad de que entre el otro compañero de piso...


La perspectiva de una patadepalo con gasa y manchurrón de Betadine en el pantalón (no sea que luego queden restos de gasa ahí pegados, uuugh!) paseándose por la casa mientras la del pie-bola mira sentada en el sofá y con el extremo inferior de su pierna lesionado y en alto, no tiene desperdicio. O viceversa. O ambas al mismo tiempo: la una no apoya el pie, la otra camina tiesa como una estaca. Las posibilidades pueden ampliarse hasta contar con espectadores.

Como ayer por la noche cuando cenamos en plan hippies (lesionadas aunque bien hecho no tiene porqué notarse) en el suelo porque no teníamos mesa ni sofá ni banco ni sillas. Podría parecer una perspectiva un tanto triste pero no, se trata simplemente de ver el mundo desde otro punto de vista: el del suelo. Hasta que comienza a llegar gente, y gente, y gente... Virgen María Santísima que hay que levantarse a saludar y yo con mi patapalo! - parecía decir aquí la colega... Vaya desfile de gente, amiga. Oye, traigamos el banco del cuarto y que se sienten unos cuantos más ¿no? La entrada es triunfal por supuesto: dos cojas acarreando un banco para que se sienten los colegas del menda. Con la visión de nuestro Ruanda ahí delante, potente como siempre y mi fondo de pantalla ante sus ojos. Olé!

Pero no, la de hoy ha sido mucho mejor desde luego... que la colegui no pueda caminar por culpa de una herida de patio de colegio ya es mucho. Que se rían de ella los de clase cuando la ven intentando disimularlo, una pena que yo no estuviera ahí para poder contarlo mejor. Pero que necesite ayuda para quitarse el pantalón porque no pueda doblar la rodilla... puede mejorarse con que lo haga en la ventana-terraza. Podría haber sido mucho más desde luego si nuestro congoleño hubiese decidido que ése era el momento exacto para entrar por la puerta. En mi tirón de pantalón. Pero no. Desde luego el regreso cojo de esas piernas tan largas, tan morenas y tan finas en ropa interior... no está mal tampoco.

Ah! Cabe la posibilidad también de que te hagan fotos en plena cura de una herida como esta. ¿Por qué no? En esta nuestra familia todo es posible. Claro que sólo a nuestra miope favorita, de las que yo conozco, se le ocurren estas cosas: videoconferencia belspain mientras le desinfectamos a la niña, atención, con alcohol porque el kit salvavidas de mi mamá no trae agua oxigenada. Y lo que es una negativa rotunda acaba siendo un.. pero... no... o sea sí, ante la perspectiva de una herida un tanto más hinchada que la última vez. Total, que en medio de la operación y los pequeños alaridos de escozor, la espectadora al otro lado de la línea, saca una foto. Vease una pierna en ángulo de casi 90º con un algodín en la rodilla apenas visible y una mano posturea sosteniendo el Betadine. Ése es el momento click. Foto que gracias a las redes sociales que nos comunican hoy en día y nos hacen famosos durante algunos minutos, ya ha dado la vuelta al mundo, cuenta con varios fans y es imagen de perfil de su autora. Si es que esto de las lesiones da para mucho...

En definitiva, que esta casa se ha convertido en un espectáculo últimamente. Porque ah! olvidaba decirles que estamos sincronizadas hasta a nivel tecnológico: el ordenador de la amiga hace días que agoniza y de momento lo hemos dejado descansar en paz no sea que muera definitivamente. Joven pero conflictivo. El de la aquí presente salió malo también... y lleva tiempo rajándose. A nivel físico me refiero. Lo que viene siendo el marco de la pantalla, que se abre poco a poco... y hoy se ha rebelado y ha dicho YA. Hasta aquí. Así, nos hemos debatido durante unos minutos hasta que ha llegado mi patapalín y me ha encontrado batallando con él. Finalmente hemos tenido que operarle de urgencia, romper otro cachito y vendarlo con cinta adhesiva para suelo color mostaza. Mucho más yo que la elegancia gris que me vendieron en la tienda.

P.D Con estas cosas me quedo yo del Erasmus. Tan divertidas, tan espontáneas, tan ridículas... que aunque pudieran pasar en cualquier sitio, sólo pasan aquí. Porque solo cuando estás de Erasmus puedes lamentar que una gata se coma tu chorizo de 3€ si no puedes conseguir más.

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