Hace poco hablaba con una chica y algo se me quedó grabado. "Hay un momento en el que te das cuenta de que algo ha cambiado, de que esa persona es diferente para ti. Y en mí, fue ahí cuando ocurrió." Yo pensé que no siempre era así, que en mi caso fue un cosquilleo paulatino y sin que me diera cuenta. Incierto. Tengo una imagen en la cabeza que no olvidaré nunca y que aunque no relacioné en ese momento, sí tuvo su impacto.
¿Qué piensa una cuando va a casa de un amigo (al que apenas conoce aunque no sea información extremadamente relevante) a ver una peli, y no, no es la primera vez, y él abre después de 5 minutos envuelto en una toalla rosa dejando el torso desnudo y sin secar del todo? Habrá diversidad de opiniones, como en todo, pero si el chico está de buen ver, probablemente una se descubra pensando cosas que nunca hubiera imaginado. Y oh là là pues no está mal... Ese fue mi momento. El momento en el que deja de ser un amigo para pasar a ser un amigo que te ha abierto la puerta a medio vestir y no estaba mal del todo... Ups.
Ese fue el principio de ese chicle que hoy continúa estirándose... Martín Hache se llamaba la película. Contigo recostado sobre mí, como se hace entre amigos según tú. Y a mí no me daba la risa porque estaba más preocupada por mis cosquilleos y en cómo acallarlos o solucionarlos. Y de repente, aunque no sepa el momento ni la imagen que pasaron por tu cabeza que lo cambiaron todo, aquello podría se me podría haber ido de las manos. Hasta hoy.
Los 3 segundos previos a un primer beso.
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