Que tengo tantas cosas que contarte... de un día para otro hace un frío de mil demonios en este país. Para colmo la nieve se ha compactado con lo que no te quiero ni decir lo que resbala. De hecho, esta mañana yendo a la lavandería (imagíname con una bolsa de Ikea llena de sábanas, pantalones, calcetines, toallas) me he pegado un trastazo importante. He patinado, me he agarrado, he patinado, me he agarrado, he patinado y PUM. Cómo habrá sido para que mis vaqueros hayan aparecido llenos de nieve no se sabe dónde pero de la mano de un chico muy majo. Como el suavizante. Volaron. Pero siempre podría haber sido peor, podrían haber sido mis bragas las que salieran disparadas. Mejor así.
Que el examen de Derecho tiene una pinta horrorosa. Y eso que a mí me gusta. Pero si creía que sabía francés, no sabía lo que era enfrentarse a 250 hojas de Derecho de los medios de comunicación, belgas para más inri.
En realidad y lo sabes, prefiero no tener nada más que contarte. Prefiero mirarte a los ojos y que lo sepas todo. O haber pasado tantas horas juntos que ya no me quede nada más. Y entonces hablar del color de mi pijama y de qué cenaremos esta noche. Y quedarme dormida encima de ti viendo una peli...
No hay comentarios:
Publicar un comentario