No quiero marcharme. No quiero dejarte solo otra vez. ¿Cómo... hasta cuándo...? Aún no me he marchado y ya estoy mirando el calendario, fines de semana, vuelos... ¡¡y no me digas que tengo que avisarte!! Yo soy de las que llaman al timbre sin saber si estarás en casa, acuérdate.

Esta vez me llevo tu jersey blanco XXL que no te gusta precisamente por ser demasiado grande y a mí sí justamente por el mismo motivo y porque además, huele a ti. Hace semanas que he decidido que viviré dentro de ese jersey... Por lo demás, tendré que conformarme con verte a través de una cámara internauta a miles de kilómetros de aquí, a través de fotos, de mi imaginación... Y no, lo de atarme a la pata de la cama no ha funcionado.

¿Y si nos damos un abrazo eterno que nos deje pegados con superglue?